Luego de la euforia de los 90's, el mercado de las disquerías se vino a pique: los altos precios del crudo afectaron la fabricación y la cantidad de prensadoras se redujo drásticamente. Esto fue acompañado por la irrupción de Internet y los soft P2P, que hicieron temblar los mismísimos cimientos del negocio discográfico. Pero pese a este oscurísimo panorama, tal parece que la historia todavía tiene algunas sorpresas para darnos...
Luego llegó la música de discoteca, que demandaba un formato "only vinyl" para quienes estuvieran dedicados al djiing -ya que era realmente complicado mezclar utilizando el cassette-.
Luego, con el advenimiento de la música electrónica, el formato EP fue revalorizado, conviviendo con el CD aún durante nuestros días. Pero el precio del barril de 'oro negro' hizo que el mantener una colección al día resulte algo caro de cumplir (tal como decía mi colega Alex "un disco es una gota de petróleo").
Con la aparición de los formatos digitales, se creía que la desaparición de los formatos físicos era una realidad sin retorno... hasta que las últimas cifras de ventas aparecieron.
Es cierto que esto no va a desencadenar un nuevo reinado del formato, pero sí anticipa ciertas tendencias de las cuales los sellos más importantes estan al tanto: EMI, por ejemplo, recientemente comenzó a ofrecer versiones en vinilo de un selecto número de títulos, apuntando a las características que tienen como producto los discos. Los anuncios de la multinacional hablan de un incremento del 80% en las ventas de 2007, que son la continuación del crecimiento de las ventas de 2006 (30% por sobre 2005)
Tal parece que el secreto del negocio radica en estas características muy emparentadas con el marketing emocional: la ¿calidad? del sonido, el packaging (que incluye una amplia superficie sobre la cual imprimir todo tipo de cosas), el propio 'tacto' del disco zurcado. Y sin ir más lejos, la escasa durabilidad que lo hacen un bien de cuidado: estas cualidades son justamente las que carece -como bien detalla Digital Music News- el formato digital, donde a cambio de nuestro dinero sólo recibimos un archivo, y con suerte algún tipo de 'arte de tapa' en formato comprimido.
Un mercado para cada quién
El vinilo ha sido la vedette de los años dorados del rock. Mis primos pasaban horas revisando bateas y parques en búsqueda de ejemplares perdidos, joyas que muchos pasarían por alto y rarezas que nadie buscaría.Luego llegó la música de discoteca, que demandaba un formato "only vinyl" para quienes estuvieran dedicados al djiing -ya que era realmente complicado mezclar utilizando el cassette-.
Luego, con el advenimiento de la música electrónica, el formato EP fue revalorizado, conviviendo con el CD aún durante nuestros días. Pero el precio del barril de 'oro negro' hizo que el mantener una colección al día resulte algo caro de cumplir (tal como decía mi colega Alex "un disco es una gota de petróleo").
Con la aparición de los formatos digitales, se creía que la desaparición de los formatos físicos era una realidad sin retorno... hasta que las últimas cifras de ventas aparecieron.
Por la vuelta del disco
Newbury Comics, con base en Boston, reportó ventas por más de U$S 100.000, mientras que otras tiendas independientes anunciaron que sus ventas acompañan este resurgimiento.Es cierto que esto no va a desencadenar un nuevo reinado del formato, pero sí anticipa ciertas tendencias de las cuales los sellos más importantes estan al tanto: EMI, por ejemplo, recientemente comenzó a ofrecer versiones en vinilo de un selecto número de títulos, apuntando a las características que tienen como producto los discos. Los anuncios de la multinacional hablan de un incremento del 80% en las ventas de 2007, que son la continuación del crecimiento de las ventas de 2006 (30% por sobre 2005)
Tal parece que el secreto del negocio radica en estas características muy emparentadas con el marketing emocional: la ¿calidad? del sonido, el packaging (que incluye una amplia superficie sobre la cual imprimir todo tipo de cosas), el propio 'tacto' del disco zurcado. Y sin ir más lejos, la escasa durabilidad que lo hacen un bien de cuidado: estas cualidades son justamente las que carece -como bien detalla Digital Music News- el formato digital, donde a cambio de nuestro dinero sólo recibimos un archivo, y con suerte algún tipo de 'arte de tapa' en formato comprimido.
